Cuando el New England Journal of Medicine (NEJM) publica un estudio fase I,
siempre cambia la historia. Esta vez no va a ser la excepción con la
presentación esta semana de los resultados del estudio fase I de Ponatinib en
leucemias refractarias cromosoma Filadelfia positivas (Ph+) presentado por
Jorge Cortés, y colaboradores (N Engl J Med 2012; 367:2075-2088).
Desde hace muchos años se ha reconocido que aproximadamente 30% de los
pacientes con leucemia mieloide crónica (CML) Ph+ tratados con imatinib exhiben
resistencia primaria o secundaria al mismo. Con frecuencia la resistencia se
explica por mutaciones en el sitio activo, de unión al ATP, del BCR-ABL (la
proteína de fusión con actividad tirosina kinasa que causa la proliferación
celular en la fase crónica de la CML). Un buen porcentaje de estas resistencias
pueden ser tratadas con los inhibidores de tirosina kinasa (TKI) de segunda
generación como el Nilotinib y el Dasatinib. Pero las respuestas no son
universales, ni siempre completas. En especial, ninguno de los TKIs aprobados
para el tratamiento de CML inhibe el BCR-ABL que contiene la mutación T315I en
la que se incorpora un voluminoso residuo de Isoleucina donde debería haber una
Treonina en la posición 315. La Isoleucina bloquea el ingreso al sitio activo de
todos los TKIs actualmente disponibles. Por ello se le denomina mutación portera (gatekeeper).El Ponatinib
(también conocido como AP24534, manufacturado por Ariad Pharmaceuticals) es un
inhibidor de tirosina kinasa (TKI) oral, derivado de purina, diseñado con
técnicas computacionales para superar las barreras estéricas que impiden el
ingreso a otros TKIs a sus sitios activos. Lo logra por medio de un novedoso
enlace triple entre dos carbonos que evita el bloqueo estérico de la Isoleucina.
Además, en modelos preclínicos, se ha observado que a concentraciones de 40 nM
abroga toda la función del BCR-ABL, y evita la generacón de mutaciones. Cortés,
y colaboradores presentan el estudio para encontrar la dosis máxima tolerada,
seguridad y eficacia de Ponatinib en neoplasias hematológicas (81 pacientes).
Se incluyeron 65 pacientes con neoplasias Ph+ refractarios a otros TKIs (93%
habían recibido 2 TKIs, y 49% ya habían recibido los tres TKIs aprobados contra
BCR-ABL). La dosis máxima tolerada fue de 45 mg vía oral cada día (la vida
media del ponatinib fue de 22 horas, se obtuvieron concentraciones por encima
de 40 nM en dosificación por encima de 30 mg/día). La toxicidad limitadora de
dosis fue pancreática con elevación de amilasa y lipasa, así como pancreatitis
en 11 pacientes (incluyendo 4 de 19 en la cohorte de 60 mg/día). La toxicidad
hematológica fue manejable con predominio de la trombocitopenia grado 3, o
mayor en 28%. Las toxicidades más comunes fueron dermatológicas (exantema,
dermatitis acneiforme o piel seca) y constitucionales como fatiga, artralgias y
náuseas que, en general, fueron grado 1 o 2, y no requirieron modificaciones de
las dosis. Pero es la eficacia del Ponatinib lo que lo convierte en una
poderosa arma contra el BCR-ABL: En los 43 pacientes con CML en fase crónica se
obtuvo un respuesta hematológica completa (CHR), respuesta citogenética mayor
(MCyR), respuesta citogenética completa (CCyR), y respuesta molecular mayor
(MMR) de 98%, 72%, 63% y 44%, respectivamente.
Estos resultados comparan favorablemente con los obtenidos con los TKIs
de segunda generación en pacientes con resistencia a Imatinib. En los 12
pacientes con mutación T315I se observaron respuestas del 100%, 92%, 75% y 67%
para CHR, MCyR, CCyR y MMR, respectivamente. El editorial de John M Goldman (N
Engl J Med 2012; 367:2148-2149) ratifica el entusiasmo por el ponatinib en CML
refractaria a otras kinasas. Termina informándonos que el ponatinib también
tiene actividad contra otras kinasas de importancia en oncología como FLT3, KIT, FGFR1, PDGFRA, además del RET. Actualmente,
Ariad está auspiciando el estudio EPIC de Imatinib vs Ponatinib en CML (http://www.ariad.com).
Revisiones, conceptos, análisis de casos, staffs médicos y otros documentos relacionados con hematología benigna, hematología maligna y oncología clínica.
2012-12-02
El ABVD vs Stanford V en Linfoma de Hodgkin avanzado: sin novedad en el frente
Se publican on-line los resultados del importante estudio
ECOG-2496 que comparó ABVD estándar contra Stanford V en pacientes con
linfomas de Hodgkin avanzado (Gordon LI, et al.
J Clin Oncol DOI: 10.1200/JCO.2012.43.4803).
El Stanford V es un esquema acortado multimodal con múltiples agentes
sin resistencia cruzada que se administran durante 12 semanas. La muestra fue
calculada para encontrar una diferencia de aproximadamente 33% a favor del
régimen experimental. En el E2496 Se incluyeron pacientes 854 pacientes
de varios grupos cooperativos de Estados Unidos y Canadá como el ECOG, SWOG,
CALGB y NCI-C. Los pacientes tenían linfoma de Hodgkin estadíoIII/IV
o con enfermedad mediastinal voluminosa (>1/3 del diámetro lateral
en rayos X de tórax). A 428 pacientes se les asignó ABVD (12 a 16 infusiones
cada 2 semanas de doxorrubicina, Bleomicina, Vinblastina, Dacarbazina),
y a 426 se les asignó Stanford V (doce semanas recibiendo dosis
alternantes de Doxorrubicina, Vinblastina, Mostaza
nitrogenada, Etopósido, Vincristina, Bleomicina, Prednisona;
seguido por radioterapia en sitios comprometidos mayores de 5 cm). Todos los
pacientes con masa mediastinal voluminosa recibieron radioterapia del
manto. El desenlace principal fue la FFS definida como el intervalo de tiempo
entre la asignación aleatoria y progresión, recaída o muerte – la que suceda
primero. Como desenlace secundario, se estipuló la OS (supervivencia global),
entre otros. El E2496 fue un estudio negativo con una FFS a los 5 años de 74% y
71% para los grupos asignados a ABVD y Stanford V, respectivamente (p
no significativa). Los otros desenlaces relevantes fueron también similares en
ambos grupos, incluyendo la tasa de respuestas y la supervivencia global (ésta
última de 88% a los 5 años, en ambos grupos). Concluyen los autores que el ABVD
continúa siendo el estándar de tratamiento para pacientes con linfoma
de Hodgkin avanzado. En la editorial que acompañará al artículo, Dan
L Longo concluye también que el Stanford V no es un avance sobre el
ABVD (Longo DL. J Clin OncolDOI:10.1200/JCO.2012.44.7235). Aprovecha
el Dr. Longo para hacer un position statement sobre varios aspectos
de la enfermedad que la hace una lectura obligada para los que tenemos interés
en el campo. Adjunto una presentación que resume los hallazgos de este estudio.
Presentación en .ppt
Presentación en .ppt
Dx2Tx, una variable que impacta la supervivencia en cáncer de mama
La oportunidad entre el diagnóstico y
tratamiento, llamado Dx2Tx, se considera importante en oncología, en general, y
en cáncer de mama, en particular. Sin embargo, el impacto en el retardo en el
inicio de tratamiento ha sido difícil de demostrar porque es del tipo de cosas
que no son estudiables en estudios clínicos prospectivos, controlados (no se me
ocurren muchas pacientes que aceptarían estar en el brazo del descuido). Es por
eso que el estudio publicado primero on-line en el Journal of Clinical Oncology
por John MacLaughlin, y colaboradores es tan apropiado (DOI:
10.1200/JCO.2012.39.7695). MacLaughlin estableció el Dx2Tx, así como los
desenlaces relevantes, de casi 1800 pacientes con diagnóstico de cáncer de mama
de bajos ingresos en Carolina del Sur, un estado de los Estados Unidos, con un
seguimiento de casi 5 años. Se encontró que el Dx2Tx mediano era 22 días, y que
aproximadamente 90% de las mujeres iniciaban tratamiento con Dx2Tx < 60 días.
Para aquellas pacientes con cáncer de mama tardío (definido como con compromiso
regional, o a distancia) una Dx2Tx > 60 días significaba un incremento
estadísticamente significativo en la mortalidad general, y específica por
cáncer de mama del 66% y 85%, respectivamente. Los investigadores concluyen que
se debe asegurar el inicio de tratamiento de las pacientes con cáncer de mama
tardío dentro de los siguientes 60 días del diagnóstico.
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